http://www.elmilitante.org/content/view/4549/37/
Los conductores y conductoras de autobús de TMB están llevando a cabo un segunda tanda de huelga, del 3 al 7 de marzo, para conseguir los dos días de descanso semanal. Esta lucha es ya un referente para el movimiento obrero en Catalunya y en el conjunto del Estado. Por la combatividad demostrada por los trabajadores, por la organización que ha hecho posible la unidad de la plantilla en torno a un objetivo concreto y preciso, como es el de los dos días de descanso semanal sin reducción salarial ni aumento de jornada (ahora el colectivo de conductores sólo tiene cinco días de descanso al mes). Sólo por esto ya es un ejemplo de lucha que va a inspirar a muchos más trabajadores, del sector del transporte y de otros muchos.
El comité de descansos, un comité en el que se integraron delegados y trabajadores que querían impulsar la lucha por esta reivindicación, lleva meses trabajando: elaborando propuestas, sacando hojas informativas, elaborando un plan de lucha. El lema que han popularizado, ¡Dos días! ¡Dos días!, reclamando los dos días de descanso semanal, es un lema que ha conectado con la experiencia de una gran mayoría de jóvenes y trabajadores con jornadas agotadoras e inacabables, con turnos que impiden una mínima vida familiar y social, con salarios míseros y contratos precarios... Todo el descontento social acumulado se expresa en simpatías y apoyo a los conductores y conductoras de TMB en su lucha por una mejora como ésta.
Solidaridad de la población y represión policial
A pesar de los ataques y de la campaña de mentiras y calumnias de los medios de comunicación y de los directivos de TMB, que hablan de huelga "radicalizada" y de "conductores de autobús violentos" (ese es el titular de El País del 4-3-08), no pueden detener las simpatías hacia una lucha por mejorar las condiciones de trabajo cuando la experiencia, en general, en el último período ha sido de retroceso en todos los frentes, en el salarial, en el de los contratos precarios, en el de las horas extras no pagadas... La violencia en cualquier caso ha aparecido de la mano de los antidisturbios, de los mossos que ha enviado el gobierno de la Generalitat para cargar contra los trabajadores de una manera brutal cuando estos han cortado el cinturón de la ronda litoral o cuando se han agrupado a las puertas de las cocheras. Son ya tres los trabajadores que han sido detenidos y por los que se ha ido a reclamar su inmediata liberación ante las comisarías, como en los viejos tiempos de los años setenta. Otros dos han sido golpeados, acabando en el hospital. A uno, estando inmovilizado en el suelo, con las esposas puestas, continuaron pegándole. Al otro le golpearon varios mossos, uno con la porra, otro con la rodilla en la espalda, cuando el conductor había caído al suelo. Es importante señalar algunas claves del éxito de esta movilización. En primer lugar, la unidad de la plantilla en torno a los objetivos de la huelga y los métodos (asambleas decisorias, huelga activa...). Es importante la diferenciación que compañeros del comité de descansos que están dirigiendo la lucha han hecho más de una vez entre los dirigentes de UGT y CCOO (que aparecen públicamente para desmarcarse de una huelga que plantean de "radical" y que según ellos se está llevando a "un callejón sin salida") y los afiliados de estos sindicatos que están participando como los demás en la huelga, en los piquetes, en las manifestaciones. Es evidente que la administración y los directivos de TMB pretenden utilizar a los dirigentes de UGT y CCOO en Catalunya para dividir a la plantilla y hacer algún tipo de maniobra en la que estos puedan aparecer como los negociadores responsables y realistas, frente a los "radicales". Lo tienen realmente difícil ante la determinación y la unidad de la plantilla para conseguir su objetivo. Y porque cualquier trabajador a estas alturas de la lucha sabe que cualquier concesión que se arranque en una mesa de negociación es resultado directo de la impresionante fuerza desplegada durante estos días de huelga y los que la precedieron.En segundo lugar, los métodos de lucha, con una huelga activa y asambleas decisorias, ha sido una notable diferencia respecto a la huelga de mayo de 2002 en TMB. El comité de descansos es la dirección de la lucha, pero todas las decisiones se toman en asambleas democráticas, donde cualquier trabajador puede plantear sus puntos de vista y propuestas de lucha. El 12 de febrero se convocó huelga de seis horas para celebrar una asamblea de trabajadores. La sala alquilada para la ocasión se quedó pequeña y los más de dos mil conductores se dirigieron en manifestación por la Via Laietana hasta la sede de los sindicatos, donde celebraron una asamblea en la calle. Después de un turno de palabras, donde varios trabajadores y delegados intervinieron, se llevó a cabo la votación del plan de lucha: huelga del 3 al 7 de marzo, e indefinida cada jueves. El mismo 3 de marzo celebraron otra asamblea para informar de la primera jornada de huelga y del plan de lucha. El martes, miércoles y jueves se celebraron manifestaciones, además de los piquetes diarios en las cuatro cocheras. El viernes 7 de marzo, después de una semana de huelga, se celebró otra asamblea de trabajadores, y tras el debate se decidió por votación a mano alzada continuar con huelga los días 13, 20 y 27 de marzo, para dar una última oportunidad a TMB y el ayuntamiento. En caso contrario, la lucha se intensificará, con una huelga indefinida. En la asamblea, una minoría considerable de conductores apostaba por la huelga indefinida, dando muestras de la enorme disposición a la lucha. Pero como todos destacaron, la máxima de la democracia obrera es que la mayoría decide. Otro aspecto de esa asamblea fue la actitud frente a la represión de la empresa, que ha sancionado a 40 conductores (el comité de descansos y los más combativos) con suspensiones de empleo y sueldo de hasta seis meses. En la asamblea se lanzó la venta de bonos de ayuda para la caja de resistencia y se planteó que no se aceptaría renunciar a los dos días a cambio de la retirada de las sanciones, y además se propuso que en caso de haber un despido, "se pondría pie en tierra" y no saldría ni se movería un solo autobús, lo que se aceptó por aclamación. Estos son los métodos tradicionales de la lucha obrera.
Esta lucha se puede ganar
Otra de las claves del éxito de la movilización es la proyección hacia fuera de la lucha gracias al gran número de hojas informativas, entrevistas, asambleas, carteles, etc. Se ha llegado a sacar una publicación, tipo periódico, de 8 páginas (60.000 ejemplares) para informar de la lucha, de los apoyos recibidos, para contestar las falsedades de los directivos de TMB, etc. Todo esto ha obligado a TMB a hacer una campaña publicitaria, con anuncios pagados en la prensa y miles de dípticos repartidos por los barrios, para decir que "TMB también quiere los dos días de descanso semanal", pero que son los del comité los que no se quieren sentar a negociar, etc. Mienten descaradamente, porque lo que no dicen es que nunca hasta ahora habían accedido a sentarse a negociar los dos días de descanso semanal (de hecho, durante la primera tanda de huelga de finales de diciembre y principios de enero, lo que decían es que los conductores ya "disfrutaban" de 1,9 días de descanso semanal, algo completamente falso). Ahora, Assumpta Escarp, presidenta de TMB, dice estar dispuesta para sentarse a negociar, pero pone como condición que antes se levante la huelga. Todos estos movimientos son significativos en cuanto a la fuerza que los conductores están demostrando en la huelga, con un seguimiento rotundo, del 95%. Está claro que los directivos y políticos de TMB, a la vez que intentan presentar una cara "amable", dispuesta a la negociación y a resolver el conflicto de cara a la opinión pública, están utilizando la represión y las cargas de los mossos para llevar a cabo una guerra de nervios contra los trabajadores, pero la respuesta de los conductores a los ataques de los directivos de TMB está siendo formidable, con una presencia masiva y pacífica en los piquetes en las puertas de las cocheras y con un ánimo y una moral muy altas. Todo esto nos lleva a la conclusión que los conductores de TMB están a un paso de lograr el objetivo de su lucha. Pero tampoco se puede bajar la guardia. Hay que preparar ya el siguiente paso. Además del plan de lucha aprobado en asamblea el 7 de marzo, creemos que habría que confluir con los trabajadores del Metro, que forman parte también de TMB y que están negociando actualmente el convenio. Si la lucha de los conductores de autobús se extiende al Metro y a los conductores de las otras empresas que explotan líneas de autobús del Área Metropolitana de Transporte, el movimiento adquirirá una fuerza todavía mayor, imposible de resistir para unos directivos de TMB desacreditados ante la opinión pública y débiles ante la fuerza desplegada por los trabajadores.
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